Este año se celebra el centenario del Manifiesto Surrealista de André Breton, lo que ha sido motivo de diferentes exposiciones en Bélgica, país donde este movimiento tuvo una especial importancia.
Nacimiento del surrealismo
Aunque fué Guillaume Apollinaire el primero en hablar de surrealismo en 1917, dicho movimiento no se estableció hasta el 15 de octubre de 1924 cuando el poeta André Breton publicó el Manifiesto del surrealismo en París, ciudad que se convertiría en el epicentro de dicho movimiento que a partir de los años 20 se extendería por todo el mundo, influyendo la literatura, el cine, la música o las artes visuales pero también la filosofía o la política.
En dicho manifiesto Breton define el surrealismo como: “Automatismo psíquico puro por cuyo medio se intenta expresar verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral”.
En 1938 tuvo lugar en París la Exposición Internacional del Surrealismo que marcó el apogeo de este movimiento antes de la Segunda Guerra Mundial y en la que participaron artistas como Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Max Ernst, Man Ray y otros.
Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial los surrealistas se dispersan y algunos de ellos se trasladan a los Estados Unidos y participan en dar vida a nuevos movimientos com el expresionismo abstracto o el Pop Art.
El surrealismo en Bélgica
El surrealismo en Bélgica llegó apenas un mes más tarde de la publicación del manifiesto de Breton gracias al poeta Paul Nougé quién habiendo creado la revista Correspondance publicó 26 panfletos que sentarían las bases y el desarrollo de esta corriente en el país
En opinión de Xavier Cannone, doctor en historia del arte y especialista del movimiento, “en Bélgica, el surrealismo fue el movimiento artístico más importante del siglo XX; su pensamiento sobrevivirá a Nougé y Magritte y producirá no menos de tres generaciones de artistas y otras tantas visiones de la realidad”.
Dos artistas surrealistas destacan en particular en el universo belga: Paul Delvaux y René Magritte.
Paul Delvaux nació en 1897 y fue un pintor neoimpresionista y expresionista en sus inicios pero posteriormente e influido por René Magritte se orientó hacia el surrealismo. Su pintura se caracteriza por los desnudos femeninos en ambientes oníricos cargados de erotismo. Las mujeres parecen hipnotizadas y aparecen reclinadas en estaciones de ferrocarril o vagando por edificios clásicos. A veces las acompañan esqueletos, hombres con sombreros de hongo…..
En 1934 participó en la exposición Minotauro de Bruselas junto con Magritte, Dalí, Miró, Balthus y Max Ernst. Se sintió tan atraído por el surrealismo que llegó a destruir la mayoría de su obra primitiva.
René Magritte por su parte nació en 1898 en Lessines (Hainaut). Poco se sabe de su juventud pero en 1927 se establece cerca de París y participa durante 3 años en las actividades del grupo surrealista junto con Breton, Arp, Miró y Dalí), si bien con el paso del tiempo se fue distanciando de ellos. Magritte siempre fue una persona muy independiente, manteniendo sus ideas y principios artísticos al margen de modas o intereses de grupo.
En su obra Magritte investiga las ambiguas relaciones entre palabras, imágenes y objetos. Por ejemplo en La perfidia de las imágenes (1928-1929) retrata meticulosamente una pipa, y debajo, con igual precisión, pone la leyenda Ceci n’est pas une pipe (Esto no es una pipa), cuestionando la realidad pictórica.
En sus cuadros es muy habitual ver juegos de duplicaciones, ausencias y representaciones dentro de representaciones pero es que además Magritte manipulaba imágenes cotidianas explorando los límites de la percepción. Más que las disquisiciones teóricas y el automatismo de los surrealistas del grupo de París, a Magritte le interesan la ironía, la subversión de los valores ópticos de la pintura tradicional y los juegos de palabras.
La Brasserie Surréaliste
Y como un homenaje al surrealismo nace la cervecería Surréaliste, ubicada en un antiguo almacén de plátanos que a su vez se encuentra en un edificio Art Déco construido por el arquitecto De Boelpaepe en 1932, como un espacio de 1.500 m2 dedicado a la cerveza y al arte.
Detrás del concepto se encuentran los hermanos Édouard y Charles Grison, elaboradores caseros de cerveza desde 2018 y que dejaron sus respectivos trabajos (Edouard en el departamento de ventas en InBev y lCharles en el mundo de la decoración de lujo) para consagrarse a este ambicioso proyecto.
Pese a los contratiempos consecuencia de la crisis sanitaria mundial, los dos hermanos lanzaron una exitosa campaña de financiación colectiva en la primavera de 2020 que consiguió dar vida a su sueño. La instalación en el sótano de la microcervecería comenzó a finales de 2020, con equipos procedentes de Italia y a principios de 2021, la Brasserie Surréaliste estaba ya enlatando sus primeras cervezas en el lugar, con ofertas como Double Trouble y la Session IPA Dance Rave Dance.
En el verano de 2021, se dan los toques finales. El objetivo era crear un espacio que desafiara las expectativas habituales: un lugar para escapar y soñar. ¿El resultado? Una maravilla de 1.500 metros cuadrados que recuerda a los mundos surrealistas de Dalí o Magritte.
El lugar reúne una microcervecería artesanal, un restaurante, un bar y una galería para jóvenes talentos y todo en un marco artístico incomparable. En defintiva un lugar ecléctico y caprichoso que nos transporta a un mundo paralelo. Espejos antiguos, candelabros gigantescos, sofás de terciopelo, tapices, bancos antiguos compartiendo espacio con elementos de arquitectura industrial cruda y dura.
En Belgasonline nos ha parecido interesante daros a conocer algunas de las creaciones de estos jóvenes “surrealistas”. Quizás no sean cervezas…
Más información sobre las actividades en Bruselas alrededor de los 100 años del Surrealismo: Bruselas surrealista, el arte de vivir
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